sábado, 31 de octubre de 2009

Hablaré


Últimamente estoy viendo cosas que me inquietan... he ido hablando de ellas con cuentagotas en este blog, pero hoy todas ellas toman más entidad, todas se van uniendo y puedo formarme una idea...
Me inquieta que los que se llaman cristianos se dediquen a poner en duda y romper con todo lo establecido de una manera tan corrosiva que se lleva con la crítica la verdad. Me inquieta que se sigan llamando cristianos y se erijan en jueces de todos los demás, relegándolos a un estado de estupidez e ignorancia, no sin un pequeño toque de desprecio.
Me inquieta que los cristianos seamos borregos, tanto para seguir a los hombres más estrictos como para dejarnos guiar por los más liberales, para creer las teorías que aquellos que no creen en Dios establecen con premisas discutibles, o para dejarnos dogmatizar por corrientes establecidas sin compararlas con las Escrituras.
Me inquieta que nos dediquemos a desmoronar el cristianismo alzando la bandera del cristianismo puro, quizá porque estamos tan heridos que queremos herir a los demás.
Ante estos pensamientos... una idea: ¿qué pasaría si fuéramos sinceros, primeramente con nosotros mismos, pero, sobre todo, con Dios?
El que domina, ¿sería capaz de ver en su interior qué es lo que lo mueve a dominar? ¿sería capaz de reconocer que tal poder no le corresponde y pedirle perdón a Dios?
El que cuestiona, ¿sería capaz de ver en su corazón qué es lo que le hace despiezar el cristianismo y lanzar los pedazos como arma arrojadiza contra los demás? ¿sería capaz de reconocer que no hemos sido llamados a destruir, sino a edificar, y pedirle perdón a Dios?
¡Qué tristeza me produce ver como la fe se convierte en filosofía y cómo somos capaces de caer en la trampa de 'ser como dioses, conociendo el bien y el mal'! y ¡qué pena descubrir cómo la verdad es retenida y menguada para no dejar que el conocimiento de los creyentes se vuelva peligroso contra una autoridad que se impone!
Sé que contrapongo extremos: es mi intención. A menudo, los extremos se tocan.
Los humanos no somos muy equilibrados... la historia lo ha demostrado... pero ¡si al menos fuéramos sinceros! Si el que realmente no cree en Dios o, quizá trata de eliminarlo de la sociedad, reconociera que esta es su premisa... Si aquél que no está abierto al conocimiento de lo desconocido o de 'lo otro', no lo escondiera de los demás...
Si los cristianos fuéramos sinceros con nosotros mismos y con los demás, y, sobre todo, si fuéramos sinceros con Dios, Él podría llevar a cabo su obra en nosotros con mayor libertad, y tratar con nuestro corazón y nuestro carácter, y quizá, podríamos llegar a reflejar el carácter de Cristo y amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos y, así, empezar a cumplir los primeros mandamientos...
Pero no, seguiremos luchado, levantado el puño contra el viento y desgastando nuestro corazón...

Bueno, ya he hablado...

febe*

miércoles, 21 de octubre de 2009

¿Por qué?


Miro a mi alrededor: al más alejado primero y después, inevitablemente, al más cercano... y no puedo dejar de preguntarme cómo somos -soy- capaces los cristianos de confundirnos tanto a nosotros mismos y a los demás... El otro día hablaba con mi padre que me parece más sencillo que se convierta una persona que no tiene ningún conocimiento de Dios que un hijo de creyentes... ser hijo de creyentes tiene sus ventajas -yo lo soy, y, cuando volví al Señor, sabía muy bien cuál era el camino de vuelta-, pero también sus inconvenientes: ver las cosas desde dentro nos da más excusas en contra de la fe...
La verdad, sin embargo, es que es más sencillo mirar alrededor y señalar lo mal que lo hacen todos los demás, que quedarse calladito y quietecito tratando de descifrar los enigmas de nuestro propio corazón, de nuestras actitudes y pensamientos, y descubrir que en ellos hay pecado.
Cuando, después de tiempo de luchar en nuestro interior contra el concepto de iglesia, los sistemas y todas estas cosas que pueden llegar a enervarnos, Dios nos brinda la oportunidad de hablar el evangelio a alguien que no tiene ni idea de lo mal que lo hacemos los cristianos, nos damos cuenta de cuán lejos nos hemos ido de la base de nuestra fe... Y, avergonzados, volvemos a hablar de Cristo, el incomparable, el sacrificio del cuál no podemos entender después de más de 10 años de creyentes, y el amor del cuál hemos dejado de apreciar como aprecia aquél que no le conocía...
Cuando vuelvo a mirar a mi alrededor, y pienso un poco más, me doy cuenta de la confusión en qué hemos sumido al cristianismo, y no es más que una muestra de la misericordia de Dios que aún permanezcamos en sus caminos y aún queramos conocerle más y amarle, a pesar de nosotros mismos.
Me pregunto porqué tenemos que ser nosotros los que nos carguemos la Palabra, la Fe, la Persona, cuando hemos sido llamados a ir y predicar las buenas nuevas de la salvación... Por mucho que trate de encontrar las causas en mi alrededor más lejano, hay algo que me dice que están en el más cercano...
Como decía Paul Washer en una predicación: 'muy pocas personas quieren ser bíblicas en las cosas sencillas que Dios nos ha ordenado. La vida cristiana comienza con la simple obediencia'.
Eso duele: duele reconocer que el principal problema del cristianismo está en nosotros mismos, en mí. Pero hasta que no nos arrepintamos, seguiremos llevando confusión a nuestro alrededor, en lugar de luz.
Que Dios tenga misericordia de nosotros no nos exime de nuestra responsabilidad...

febe*

jueves, 15 de octubre de 2009

Creer

No te des la vuelta,
si un día pusiste tu mano sobre el arado,
ya no desistas, sigue caminando.
Afirma bien tus pasos,
no dejes que las dudas te tambaleen,
no te detengas, Alguien te está esperando.


¿Es que no ves la luz?
Que el sol siempre vuelve a aparecer,
que siempre regresa, que es sólo cuestión de esperar el amanecer.
¿Es que no sabes tú
que nunca hay que desmayarse?
Que hay ángeles cerca y que es mucho más fácil
creer que no creer.


No te creas nada...
De lo que dice este mundo no escuches nada,
que todo es hueco, todo es una fachada.
Clava bien tu mirada,
mira la cruz y piensa en tu recompensa,
porque en el corazón se ganan las batallas.

¿Es que no ves la luz?
Que el sol siempre vuelve a aparecer,
que siempre regresa, que es sólo cuestión de esperar el amanecer.
¿Es que no sabes tú
que nunca hay que desmayarse?
Que hay ángeles cerca y es mucho más fácil creer que no creer.

Marcos Vidal, Dedicatoria

martes, 13 de octubre de 2009

Aunque cueste...


'Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; y digan siempre los que aman tu salud: engrandecido sea Dios'
(Salmo 70: 4)

Aunque cueste, aunque las cosas parezcan ser contrarias y difíciles, tenemos al Señor: y buscarle, conocerle y amarle es lo que nos trae este gozo que el mundo no comprende, pero que nos hace seguir adelante a pesar de todo.

Gracias Señor por dejarme experimentar este gozo, a pesar de que mi búsqueda y mi amor no tengan demasiado empeño. Gracias por usarme, a pesar de todo.

***
Dios quiere que seamos como los platos y los vasos limpios, que esperan en la alacena a que puedan ser usados (gràcies, Laura per la ilustració!)

ánimo!

febe*