martes, 30 de diciembre de 2008

De miedos, desenfoques y confianza

He estado leyendo el capítulo 6 del libro Vivir en Libertad, de Eleonore van Haaften (Andamio, 2007), se titula: La carga de preocuparse en exceso.
Ahora que nos acercamos tanto al fin de este año y podemos decir que tenemos un año entero por delante, aquí van algunas ideas para afrontarlo enfoncando en Dios, y no en las preocupaciones...

'Si nos sentimos amenazados, si estamos inseguros y temerosos, podemos dar rienda suelta a nuestra imaginación y empezar a resbalar sin rumbo, o podemos confiar en Dios y andar en el camino de la paz'
¡¿Cuántas veces nos preocupamos, nos llegamos a angustiar, por cosas que no son reales, que forman parte de nuestra imaginación!? Cuántas veces me he sorprendido sintiéndome dolida por algo que no ha sucedido, pero que 'podría suceder... si...'. Esto no sólo nos lleva a un círculo vicioso de inseguridades y preocupaciones, sino también a un sendero de alejamiento de Dios y nuestra confianza en Él, porque, en los momentos en los que confío en mis miedos, dejo de confiar en Dios.

Hay otro camino:

'Echando toda vuestra solicitud en él, porque él tiene cuidado de vosotros' (1a Pedro 5:7)


'Por tanto nosotros también, teniendo en derredor nuestro una tan grande nube de testigos, dejando todo el peso del pecado que nos rodea, corramos con paciencia la carrera que nos es propuesta, puestos los ojos en al autor y consumador de la fe, en Jesús; el cual, habiéndole sido propuesto gozo, sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, y sentóse á la diestra del trono de Dios. Reducid pues á vuestro pensamiento á aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, porque no os fatiguéis en vuestros ánimos desmayando' (Hebreos 12:2)


'Por tanto os digo: No os congojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, ó que habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?. Mas ¿quién de vosotros podrá, congojándose, añadir á su estatura un codo? Y por el vestido ¿por qué os congojáis? Reparad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan; Mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria fué vestido así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más á vosotros, hombres de poca fe? No os congojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, ó qué beberemos, ó con qué nos cubriremos? Porque los Gentiles buscan todas estas cosas: que vuestro Padre celestial sabe que de todas estas cosas habéis menester. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os congojéis por el día de mañana; que el día de mañana traerá su fatiga: basta al día su afán' (Mateo 6:25-34)

'En la realidad diaria de nuestra vida, luchan continuamente la fe y el miedo (...) [que es] la creencia en aquello que uno no quiere que ocurra'
En esta lucha interior, no debemos dejarnos vencer por el miedo, sino poner nuestros ojos en Jesús, y, después de haber hecho lo que esté en nuestra mano al respecto, confiar y descansar en él... Es difícil. Al menos, a mí me cuesta. De hecho, soy consciente que en muchas cosas lo que me frena es el miedo. Pero este año he empezado a conocer lo que es vivir en libertad, y, tras la experiencia, no quiero ser presa de nuevo del miedo, la angustia, la desconfianza, mis propios pensamientos...

Hace unos años me subí con unas niñas mucho más pequeñas que yo a la noria del Tibidabo, los demás niños lo encontraban muy flojo, así que, por ellas, me subí. Una vez dentro, ese trasto empezó a elevarse, y entonces me acordé que tengo vértigo, y me quise bajar desesperadamente. No podía, no hasta que acabara la atracción. Una de las niñas no tenía ningún miedo y estaba disfrutando muchísimo, la otra, tenía más miedo, pero estoy convencida que la que lo pasó peor fui yo... para tranquilizar a mi amiguita, empecé a cantar: 'no tengas miedo, Jesús te cuidará...'. El sólo hecho de cambiar de enfoque no cambió las circunstancias (no sé cuantos minutos estuvimos allí dando vueltas, pero se me hicieron larguísimos), pero sí nos ayudó a no dramatizar sobre el hecho, imaginándonos que las cestitas se desprendían al vacío o cualquier cosa parecida... Muchas veces, cuando tengo miedo, canto, para no dejar que mi mente se desenfoque... luego: busco al Señor en oración.

Que este año sea un año libre de miedos y lleno de confianza en Aquél que nos ama y se preocupa por nosotros.

ánimo!!

febe*

sábado, 27 de diciembre de 2008

¿Cómo oirán sin haber quién les predique?

Ayer nos reunimos con la familia de mi padre. No son creyentes. Habitualmente nos reunimos entre una y dos veces al año. Vivimos cerca.
Mi tía lo dijo claro: si no nos vemos, es porque no queremos. Es cuestión de voluntad al fin y al cabo. Y, aunque seamos familia, no nos conocemos.
Es una verdad como un piano.
Esta conversación ya la tuvimos el año pasado con mis primos. No hemos hecho nada por remediar la poca asiduidad de nuestros encuentros.
Todo esto me ha hecho pensar. Por un lado, en el plano personal, pero, por el otro, inevitablemente, en el plano espiritual. Me parece que, en parte, no tenemos mucha relación porque ellos no son creyentes, o porque nosotros lo somos. Y esto me ha llevado a mi cancha (porque no puedo jugar en la suya):
'Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues invocarán á aquel en el cual no han creído? ¿y cómo creerán á aquel de quien no han oído? ¿y cómo oirán sin haber quien les predique?' (Rm. 10:13-14)
Es mi responsabilidad ocuparme de tener relación con ellos, porque son mi familia, y porque si no oyen... ¿cómo creerán? y si no nos conocemos, ¿cómo podré hablarles?

Señor, dame perseverancia este año para cuidar de mis familiares que no te conocen. Ayúdame a conocerles y poderles hablar de ti.

febe*

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Pon un versículo en tu vida

Lo reconozco: me cuesta ser fiel leyendo la Biblia, y bajo presión y estrés, más. A más presión, menos concentración y menos comunión...
He decidido empezar a centrarme leyendo proverbios. Hoy sólo tenía unos pocos segundos antes de salir corriendo hacia el trabajo. He visto mi Biblia encima de la mesita de noche, con la pestaña preparada en proverbios. La he abierto: sólo un versículo...

'Mejor es un bocado seco y en paz, que la casa de contienda llena de víctimas' (prov. 17:1)

Me había levantado reivindicativa... pero este versículo me ha hecho volver en mí... 'deja la contienda, no la busques...', me he dicho. A veces, cuesta refrenar la lengua, pero lo más difícil es refrenar los pensamientos... aunque no abra la boca, luego mi cerebro no deja de dar vueltas alrededor de la contienda...

'Mejor es un bocado seco y en paz'... vale, hoy trataré de vivir en paz...

Y he salido por la puerta, enfrentando el día con un nuevo reto: dejar la ira y el enojo, renunciar al estrés y la tensión, andar en paz...

¡¡¡Lo que puede hacer un sólo versículo!!!

Si estás como yo... pon un versículo en tu vida cada día: ¡la Palabra es increíblemente viva y eficaz!

ánimo!!

febe*

martes, 2 de diciembre de 2008

He estado pensando...

Muchas veces, cuando me doy cuenta que estoy lejos del Señor, me da por decir: '¿Dónde estás Señor, que no te veo?'
En realidad, mi pregunta debería ser: '¿Dónde estoy, Señor, que no te miro?'

Qué mal enfoco cuando me desenfoco...

febe*