miércoles, 2 de enero de 2008

ESTAMOS EN GUERRA

"Hubo larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba fortaleciendo, y la casa de Saúl se iba debilitando" 2 Samuel 3:1



David era rey legítimo, Dios mismo le había elegido, lo había ungido rey, y aun así no podía vivir en la realidad de su gobierno, tuvo que luchar para tener lo que él ya era.

Me hizo pensar que como cristianos somos más que vencedores, ya lo somos, pero aun así, seguimos en guerra. En guerra con nuestra carne, en guerra con el mundo, en guerra con Satanás, y hay que seguir luchando.

Y como para David, la guerra es larga, hay batalla tras batalla, sin descanso. Pensamos: ¿debería ser más fácil? Pues no. Es así. Y por ser larga a veces llegamos a pensar que no se va a acabar. El enemigo juega con el tiempo, pretende desgastarnos. Si no levantamos la mirada perdemos la meta de vista y nos cansamos.


Pero el versículo no se acaba ahí. Dice que la casa de David se iba fortaleciendo y la de Saúl debilitándose. Es curioso, esta es una guerra que fortalece. El cristianismo está lleno de contraste, éste es otro. Estamos en una guerra que fortalece, una guerra larga que en lugar de robarnos las fuerzas nos las aumenta en esas matemáticas divinas dónde multiplicar por 0 es bueno ("multiplica las fuerzas del que no tiene ningunas"). Una guerra que produce: "sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia".


Con todo, es una guerra y hay que lucharla.


raquel

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